En primer lugar, la frase apunta a un elemento central del estoicismo: el control sobre nuestras emociones y percepciones. En este caso, nos invita a ejercer ese control para cultivar un gozo auténtico en los logros de los demás. Este alegrarse en la mejora ajena, en vez de caer en la envidia o el resentimiento, es un camino para transformar nuestras emociones en un elemento positivo y constructivo, que fortalece nuestro carácter y nuestras relaciones con los demás.
La mejora de los demás, desde el estoicismo, puede ser vista no sólo como una motivación para nuestra propia mejora, sino también como un reflejo de nuestra propia capacidad de mejora. En lugar de ver los logros ajenos como un recordatorio de nuestras deficiencias, los vemos como una prueba de la capacidad humana para crecer y desarrollarse. En esto radica la profunda sabiduría de la frase: nuestra mejora está íntimamente ligada a nuestra habilidad para alegrarnos de la mejora de los demás.
Además, esta frase nos insta a adoptar una visión altruista y cooperativa de la vida, lo cual está muy en línea con la ética estoica. Los estoicos creían en la responsabilidad que cada individuo tiene hacia la comunidad. Alegrarse por el éxito de los demás es un reflejo de este pensamiento, ya que significa que valoramos el bienestar de la comunidad en general, y no sólo nuestro bienestar personal.
En última instancia, esta frase nos recuerda que el camino hacia la mejora personal no es un camino de aislamiento y competitividad, sino uno de conexión y cooperación. La alegría en los logros de los demás es un indicador de nuestra capacidad para superar las barreras del egoísmo y la envidia, y para reconocer nuestra interdependencia con los demás. En el reconocimiento de esta interdependencia, podemos encontrar una motivación aún mayor para mejorar y crecer, sabiendo que nuestra mejora beneficia no sólo a nosotros mismos, sino también a los que nos rodean.
Por tanto, si bien la frase puede parecer simple a primera vista, lleva en su núcleo una profunda sabiduría estoica. Nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras emociones y actitudes hacia los demás pueden ser un reflejo de nuestro propio crecimiento y desarrollo, y nos impulsa a adoptar una visión más compasiva y cooperativa de la vida. En su esencia, nos reta a ser mejores no sólo para nosotros mismos, sino para todos aquellos que forman parte de nuestra vida.
¿Cómo reaccionas cuando los demás tienen éxito o mejoran? ¿Puedes alegrarte genuinamente por ellos?
Intenta felicitar a alguien en tu vida por una reciente mejora o éxito. Observa cómo te sientes al hacerlo.
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