Cada semana, ofreceremos una reflexión estoica y ejercicios para profundizar la práctica del estoicismo en un viaje de autodescubrimiento y fortaleza personal.

La paz de la mente se produce al no buscar el placer, sino la tranquilidad.

Reflexión

Para los estoicos, la virtud, la autocomprensión y la autodisciplina son la clave para alcanzar la eudaimonia, o felicidad duradera, que se puede traducir más precisamente como 'florecimiento humano'.

Entendamos entonces primero el placer y la tranquilidad en este contexto. El placer, tal como lo consideran los estoicos, es efímero, subjetivo y, a menudo, esclavo de circunstancias externas. Los placeres, en su efervescencia, tienden a suscitar un ansia insaciable, un ciclo repetitivo de deseo y satisfacción momentánea que rara vez proporciona un verdadero sentido de paz o contento. En cambio, se convierte en una serie de altibajos emocionales, sujetos a la volatilidad de los placeres mundanos.

La tranquilidad, por otro lado, es un estado de calma y equilibrio interno, que los estoicos perciben como una fortaleza invulnerable a las fluctuaciones del mundo exterior. No depende de condiciones externas y, por lo tanto, no es vulnerable a su incertidumbre. Es un refugio de serenidad en medio del caos.

"La paz de la mente se produce al no buscar el placer, sino la tranquilidad." Esta afirmación invoca la importancia de liberarse de los caprichos fugaces del placer para buscar una estabilidad interna más duradera. En otras palabras, invita a la reorientación de nuestras aspiraciones, del disfrute inmediato y pasajero, hacia la paz mental a largo plazo.

Los estoicos nos enseñan que la virtud y la tranquilidad son inherentemente interdependientes. Ser virtuoso, en el sentido estoico, significa vivir en armonía con la naturaleza y con uno mismo, aceptando lo que está bajo nuestro control y liberándonos de lo que no lo está. Al buscar la tranquilidad en lugar del placer, abrazamos la indiferencia hacia las cosas externas, entendiendo que nuestra verdadera paz de mente reside en nuestra capacidad para permanecer ecuánimes y contentos, independientemente de las circunstancias externas.

En resumen, el estoicismo moderno nos insta a reevaluar nuestras prioridades y a reenfocar nuestras energías en la búsqueda de la tranquilidad interna en lugar de los placeres efímeros. De esta manera, podemos alcanzar una paz mental verdadera y duradera, una fortaleza interior que se mantiene constante en medio de la variabilidad del mundo.

Pregunta

¿Cómo buscas la paz mental en tu vida? ¿Buscas placer o tranquilidad?

Ejercicio

Trata de buscar momentos de tranquilidad a lo largo de tu día en lugar de placeres inmediatos. Observa cómo esto afecta tu estado de ánimo y tu paz mental.