Cada semana, ofreceremos una reflexión estoica y ejercicios para profundizar la práctica del estoicismo en un viaje de autodescubrimiento y fortaleza personal.

A las circunstancias no les importan nuestros sentimientos.

Reflexión

La frase, "A las circunstancias no les importan nuestros sentimientos," nos recuerda el poderoso eje en el que se balancea el estoicismo moderno. Es un reflejo de la naturaleza impersonal e imparcial de las circunstancias que todos enfrentamos en la vida. Ellas llegan como el viento, cambiando de dirección sin importar las súplicas del marinero que busca un rumbo seguro.

Nuestros sentimientos, nuestros sueños, miedos y esperanzas, son ricos tapices tejidos con hilos de nuestra experiencia y perspectiva personal. No obstante, para las circunstancias, estos tapices son invisibles. Los eventos del mundo no hacen distinción entre el amado y el despreciado, el poderoso y el débil, el optimista y el pesimista. Como las olas del mar, las circunstancias no reconocen al nadador, solo avanzan, indiferentes a las luchas que pueda enfrentar.

Esta noción puede parecer desalentadora, sin embargo, dentro de su crudeza yace un potente llamado a la resiliencia y la autotrascendencia. Al aceptar que las circunstancias son indiferentes a nuestros sentimientos, se nos invita a desanudar la interminable relación entre las dos, liberándonos de la idea de que nuestras emociones deben estar a merced de lo que ocurre fuera de nosotros.

Aquí, en este espacio de comprensión, surge la libertad. En el estoicismo moderno, encontramos el consejo de forjar una relación con nuestros sentimientos que no se vea alterada por el capricho de las circunstancias. Aunque las circunstancias no se inmutan por nuestros sentimientos, nosotros, como seres conscientes y racionales, tenemos la facultad de decidir cómo enfrentarlas, cómo interpretarlas y cómo permitir que nos afecten.

De este modo, nuestro mar interno puede permanecer en calma, independientemente de cómo soplen los vientos de las circunstancias. Como dice la sabiduría estoica, podemos no tener control sobre los eventos del mundo, pero sí tenemos control sobre cómo respondemos a ellos.

Este entendimiento es una llama en la oscuridad, una guía a través de los desafíos y tribulaciones que a menudo parecen insuperables. Es un recordatorio constante de que, aunque las circunstancias sean indiferentes a nuestros sentimientos, nosotros no lo somos. Nosotros importamos, nuestras respuestas importan, y en esa consciente interacción entre nuestro mundo interno y el externo, hallamos el verdadero poder y la verdadera libertad.

Pregunta

¿Cómo cambiaría mi vida si, en lugar de permitir que mis emociones sean el reflejo de las circunstancias externas, permitiera que fuesen la expresión consciente de mi interpretación y respuesta a esas circunstancias?

Ejercicio

Durante la próxima semana, dedica tiempo cada día a practicar la reflexión y el autoexamen, en alineación con el estoicismo. Cada noche, anota los eventos significativos del día y tus reacciones emocionales a ellos. Después, intenta reevaluar cada evento, no desde la perspectiva de tus emociones iniciales, sino desde un lugar de aceptación de la indiferencia de las circunstancias a tus sentimientos.

Por ejemplo, si te enfadaste porque tu coche se averió en camino al trabajo, escribe eso. Luego, reconsidera el evento, no como una afrenta personal o un ataque a tu tranquilidad, sino como una circunstancia impersonal y neutral que ocurrió. Al hacerlo, presta atención a cómo cambia tu perspectiva y tus emociones al respecto.

Este ejercicio no pretende anular tus emociones, sino ayudarte a practicar la interpretación consciente de las circunstancias y permitirte decidir cómo quieres que te afecten. Con el tiempo, este ejercicio puede proporcionarte una mayor capacidad para mantener la calma y la resiliencia frente a las adversidades de la vida, en consonancia con la filosofía estoica.